Aún sin señales de una reactivación, la recesión obliga a los argentinos a recrudecer hábitos que se exacerban con la crisis: 6 de cada 10 consumen menos, postergan compras de bienes durables y priorizan marcas que conocen por sobre el precio.
Los datos se desprenden del primer ‘Monitor Nacional sobre Retail y Consumo’ de la consultora Taquion Research, que da cuenta de cómo, por la caída de poder adquisitivo, la clase media recorta gastos en consumos cotidianos y “gustos” que antes se daba.
“No hay plata”, la consigna de Javier Milei para justificar su plan de ajuste, se siente con fuerza en bolsillos acotados a los que aún no les llegó la recomposición salarial. “Así y todo, se mantiene la tolerancia al Gobierno, a quien todavía no se le atribuye toda la responsabilidad por la situación económica. Hay una actitud positiva al ajuste”, analizó Sergio Doval, CEO de Taquion.
3 hábitos que ganan lugar con la crisis
1. Menos consumo: el 60% bajó su nivel respecto de 2023, según Taquion. De ellos, un 36% lo hizo significativamente y un 24%, ligeramente. En tanto, un 23% lo mantuvo estable y un 17% lo aumentó. En la Generación X (de 43 a 54 años), los que se restringieron fueron siete de cada 10.
Un sondeo de Moiguer Consultora de Estrategia coincide: el 54% considera que su capacidad de consumo es “peor” o “mucho peor” que hace un año. Para el 72%, sus ingresos están por debajo de la inflación, el 55% tiene deudas y el 51% usó ahorros para pagar gastos. “La clase media ya casi no tiene más donde ajustar”, analizó Fernando Moiguer, CEO de la firma.
2. Postergación de consumos de largo plazo: las compras de bienes durables quedan relegadas. De acuerdo a Taquion, en los últimos tres meses, un 64% adquirió una prenda de ropa o calzado y solo el 39% un electrodoméstico o tecnología, con un 50% que se dio un “gustito” con una compra relacionada a ocio.
También NIQ Argentina da cuenta de la reducción de gastos, principalmente en esparcimiento e indumentaria. Uno de cada tres recortó consumos en electro y productos de belleza, mientras que alimentos y bebidas es la categoría que más resiste. “En la primera mitad del año, el 94% de las categorías se contrajo, con la mayoría de las que implican un alto desembolso cayendo por encima del promedio de la canasta”, describió Javier González, líder comercial de la firma.
3. Preferencia por el “viejo conocido”: la familiaridad con el producto se impone sobre el precio, con el 70% que elige marcas que conoce tanto en compras del día a día como en las que requieren un esfuerzo económico mayor. En comestibles, la preponderancia es del 84%.