El Gobierno convocó a una licitación de deuda en pesos extraordinaria, fuera de cronograma, para ofrecerle a los bancos la posibilidad de recolocar los más de $10 billones que les quedaron “boyando” luego del final de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI). El objetivo: intentar que ese dinero estacione por entre 13 y 91 días en seis Letras de Capitalización (Lecap).
La convocatoria oficial fue lanzada por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, mediante un posteo en la red X.
En el mercado se interpreta como la primera reacción oficial a la escalada del dólar, en medio de esta inyección de liquidez de muy corto plazo y en un contexto de “malas nuevas” derivadas de juicios heredados por esta gestión, además del ruido político vinculado a las elecciones. Todo esto complica cualquier posibilidad de reducir la tasa de riesgo país, un paso necesario para que la Argentina pueda refinanciar sus compromisos de deuda a partir del año que viene.
Quirno reconoció que se trata de una convocatoria “por fuera del calendario”, que justifica “en el marco de la extinción de LEFI”.
“Observamos que quedó mucha liquidez sin destino y les ofrecemos una alternativa para que la ubiquen en el marco de la última etapa de la transición monetaria”, explicó el funcionario a LA NACION.
El problema fue que, a la liberación de liquidez bancaria programada, se sumaron entre jueves y viernes otros pesos de inversores que, impulsados por el abrupto impacto de esta inyección monetaria en las tasas de muy corto plazo, habrían desarmado esas colocaciones para buscar refugio en el dólar.