A comienzos de octubre de 2024, el entonces nuevo ministro de Salud, Mario Lugones, decidió desplazar de la presidencia del Consejo de Administración del Hospital Garrahan a Oscar Imventarza, que además era jefe del Servicio de Trasplante Hepático del centro de salud, desde 1992, y uno de los profesionales más prestigiosos del mundo en la especialidad.
El motivo por el que el ministro le quitó el cargo administrativo al médico -que no sólo siguió al frente de su área específica sino que luego asumió la coordinación de todos los trasplantes que hace el centro de salud- fue la supuesta decisión inconsulta de otorgar por única vez un bono de 500 mil pesos a unos 3.000 profesionales del hospital, con recursos propios (generados por el centro de salud y no con presupuesto oficial). Esto era una erogación total de 1.500 millones de pesos.
Imventarza había llegado a un acuerdo para avanzar en este sentido con quien hasta ese momento había estado al frente de la cartera sanitaria, Mario Russo. Fuentes que participaron de esa reunión aseguraron que allí se encontraba también presente Cecilia Loccisano, la funcionaria que tras la asunción de Lugones pasó a ser viceministra de Salud y que este lunes finalmente renunció al cargo.
Sin embargo, la historia que en aquel momento contó el Gobierno fue la de una “decisión inconsulta”. A algunos trabajadores del hospital les resultaba sintomático que -teniendo en cuenta estos antecedentes- apenas un día después de la renuncia de Loccisano el Gobierno anunciara el aumento tan esperado para el personal del Garrahan. Sin embargo, fuentes oficiales aseguraron que la decisión del ajuste salarial ya se había tomado el 31 de octubre.
Como contraste y sólo dos días después de ese hito, la conducción del hospital denunció que sindicalistas de ATE y de la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) habían tomado las oficinas de la Dirección porque el Consejo de Administración había aplicado descuentos por días no trabajados durante paros recientes, y lo definieron como “una maniobra política con el objetivo de paralizar el hospital”. Así venía atravesando su actualidad este centro hospitalario de referencia.
La buena noticia comunicada por el Gobierno este martes parece inaugurar una nueva etapa. “Es algo para festejar, lástima los que ya no están para festejar”, fue el balance de un experimentado médico del hospital al enterarse de la medida. Y agregó: “Al parecer se dieron cuenta de que el hospital necesita gente capacitada”. Seguramente el anuncio servirá para ponerle freno a la sangría de profesionales y para que los logros cotidianos del Garrahan puedan seguir siendo motivo de celebración.

