La aerolínea brasileña Gol y la colombiana Avianca funcionaron este último fin de semana como rueda de auxilio para varios vuelos internacionales de Aerolíneas Argentinas que fueron cancelados por falta de pilotos.
Concretamente, cuatro vuelos internacionales de Aerolíneas hacia Cancún, Miami, Madrid y Roma fueron cancelados y sus pasajeros reubicados en aviones de otras empresas.
Ocurrió con los vuelos AR1370 hacia Cancún del sábado y los vuelos AR1302 a Miami, AR 1134 a Madrid y AR1140 a Roma del domingo.
No hubo, esta vez, colas de pasajeros varados en Ezeiza o Aeroparque. La mayoría fueron derivados hacia vuelos de Gol y Avianca, con las cuales Aerolíneas mantiene una alianza comercial preferencial. También tiene la posibilidad de derivar pasajeros hacia aerolíneas de la alianza Sky Team, donde están Air Europa, Ita y Air France, entre otras.
«Tenemos ya gran parte de los pasajeros ubicados», dijeron voceros de Aerolíneas.
Pero aunque no hubo la tan temida foto de gente varada, para los pasajeros representó un viaje más largo, ya que debieron hacer escalas en San Pablo, Río de Janeiro, Lima o Bogotá, según el destino. En el caso de los vuelos a Miami, los realizaron en aviones de un solo pasillo, tal como reveló Clarín el sábado.
Normalmente, la línea aérea estatal cubre esas rutas con su flota de 10 aviones Airbus A330, que alcanzan perfectamente la grilla de vuelos programada, incluso con la nueva grilla que habrá en la temporada alta que comienza en diciembre y que agregó nuevos vuelos hacia Cancún.
Lo que le está faltando a Aerolíneas en este momento son pilotos para tripular esos aviones. Es porque desde el 1º de octubre la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) comenzó a focalizar sus medidas de fuerza en el Centro de Formación y Entrenamiento de Pilotos (Cefepra).
En ese espacio ubicado en el aeropuerto de Ezeiza están los simuladores de vuelo que usan los más de 1.000 pilotos de Aerolíneas para realizar capacitaciones y donde realizar el examen semestral obligatorio para poder tener su licencia habilitada.
Luego de más de diez medidas de fuerza y «asambleas informativas» entre fines de agosto y comienzos de septiembre, el gremio que encabeza Pablo Biró cambió su metodología: en vez de paros «salvajes» contra los pasajeros, concentró las medidas gremiales en acciones orientadas a boicotear la operación cotidiana.
La primera medida en ese sentido fue tras el despido de dos pilotos, quienes se habían negado a volar un avión Embraer que debía ser devuelto a su dueño en Estados Unidos. El mismo día que fueron despedidos los dos pilotos presentó su renuncia el gerente de Operaciones de Aerolíneas, Gustavo García Lemos. Se trata de un cargo que habitualmente en Aerolíneas es ocupado por un piloto afiliado a APLA y en aquel contexto de conflicto no había un reemplazo. A la vez, sin un gerente de Operaciones, una línea aérea no puede funcionar, según establece la ANAC.
Aquel intento de paralizar Aerolíneas desde adentro finalizó luego de que desde la Jefatura de Gabinete gestionaron la contratación de otro piloto, Guillermo Mirra, y finalmente García Lemos decidió retirar su renuncia al cargo. Aquello fue a mediados de octubre, pero para entonces APLA ya había comenzado con sus paros de 24 horas en los simuladores de Ezeiza. Hubo paros aislados durante el mes pasado, pero en este momento se está llevando adelante un paro de diez días consecutivos, entre el 1 y el 10 de noviembre.