En las secundarias públicas de la Ciudad de Buenos Aires cursan 56 mil alumnos. De ellos casi la mitad -26 mil- tiene materias previas, en muchos casos por arrastre del daño que implicó el cierre de escuelas durante la pandemia. Los más complicados, aquellos que tienen más asignaturas previas, cursan durante el verano y rinden en mesas de exámenes.
En total son 9 mil chicos los que el gobierno porteño identificó como aquellos que atraviesan una situación académica “crítica”. A todos ellos se los convocó para que participen de la Escuela de Verano, que además de un componente lúdico como colonia, también es una alternativa para que estudiantes con trayectorias débiles pueden tener apoyo escolar y acreditar saberes.
Según los datos oficiales, de esos 9000 chicos de secundarias públicas que participaron de la propuesta, 2500 ya aprobaron sus materias pendientes. Durante febrero, entre el 23 y el 24, tendrán una segunda instancia con las mesas de exámenes oficiales.
Dentro de ese universo de 9 mil estudiantes, la mayoría tiene asignaturas “colgadas”, es decir, deben espacios curriculares de años anteriores, que nunca acreditaron. Ese perfil de alumno se engrosó fuertemente tras la emergencia escolar de 2020 y 2021. Del mismo modo, otra parte aprovecha los espacios de tutorías para preparar las asignaturas que se llevaron en 2022 y deben rendir en febrero.