Horas después de que la administración porteña empezara a instalar un vallado perimetral en las inmediaciones del Congreso por el “abrazo” convocado en el lugar de cara al tratamiento de mañana de la reforma judicial en la Cámara alta, Cristina Kirchner levantó el teléfono, llamó a Diego Santilli y le pidió que levantara las vallas, una solicitud que fue aceptada de inmediato por el vicejefe de Gobierno a cargo de la seguridad de la Ciudad.
Así lo confirmaron desde el entorno de la vicepresidenta y desde el Gobierno porteño minutos después de la breve charla telefónica que mantuvieron la ex presidenta y el funcionario en las primeras horas de la tarde. “El dispositivo se decidió en conjunto entre la seguridad del Congreso, que está a cargo de la Policía Federal, y la Policía de la Ciudad”, resaltaron en las oficinas de la administración que encabeza Horacio Rodríguez Larreta. Es decir que la propia vicepresidenta desoyó las recomendaciones del personal policial a cargo de la seguridad en el Senado, como una muestra política de que no está dispuesta a sesionar en un Congreso vallado.
Cerca de las 15, efectivos de la Policía de la Ciudad ya empezaban a retirar las vallas que habían empezado a instalar a primera hora del día, “por decisión del operativo conjunto”, agregaron desde la administración porteña.