El 2 de abril de 1982 es recordado cada año en nuestro país por ser el día del inicio de la Guerra de Malvinas.
Aquél día, a miles de kilómetros, en el pueblo de Jávea en la provincia de Alicante nacía un pequeño gigante de nombre David.
En el día de ayer, a sus 37 años se retiró del tenis profesional el español Ferrer, un verdadero guerrero del deporte, que luchó entre gigantes como Goliat durante dos décadas.
Se despidió entre lágrimas y ovaciones ante su gente, en el ATP de Madrid, tras perder categóricamente con el actual número 3 del mundo, el jóven alemán Alexander Zverev.
El Valenciano (profesional desde el 2000) supo ser número 3 del mundo en el año 2013, rodeado de grandísimos jugadores del circuito como Federer, Nadal, Djokovic y Murray, entre otras figuras.
Si bien su cuenta pendiente puede haber sido la obtención de un Grand Slam (finalista en Roland Garros 2013 y semifinalista en dos ocasiones en Australia y en el Abierto de los Estados Unidos) el español conquistó 27 títulos ATP (1 Master 1000, 10 ATP 500 y 16 ATP 250), además de 3 Copa Davis con su país en 2008, 2009 y la recordada definición en Mar del Plata 2011 frente a aquél combinado argentino, encabezado por Nalbandian y Del Potro.
«Ferru», como le dicen al español querido y respetado por todos dentro del circuito, no será recordado como el tenista más talentoso ni por algún golpe en particular; pero sin duda ha dejado huella en todos los amantes del tenis y del deporte por la garra y la valentía con la que se ha plantado entre los mejores durante tanto tiempo, logrando estar en el Top 10 durante siete temporadas consecutivas.
Nadie le regaló nada. Todo lo que consiguió fue en base a sacrificio y esfuerzo. Es hora de que este gladiador del tenis descanse. Si de algo estoy seguro sobre Ferrer es que no podría haberse llamado de otra manera. Hasta siempre, David.
Por Bruno Fagioli.