España atraviesa una de las peores emergencias ambientales de su historia reciente, con incendios forestales de gran magnitud, más de 382.000 hectáreas arrasadas, una ola de calor que dejó más de 1100 muertos y miles de evacuados, además del cierre del Camino de Santiago, una de las rutas de peregrinación más emblemáticas del mundo. Se espera que las próximas horas traigan lluvia y un poco de alivio en suelo español, aunque las autoridades piden mantener el alerta.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, advirtió este martes que, pese a la leve mejoría meteorológica tras el fin de la ola de calor, la situación sigue siendo crítica. “Quedan horas difíciles en la lucha contra las llamas. Pido a los medios de comunicación y a la ciudadanía que extremen las precauciones y que no nos confiemos”, señaló tras visitar el centro de mando de un operativo en Extremadura, región particularmente afectada por los incendios.
Pese a que las lluvias previstas y el aumento de la humedad ofrecen cierta esperanza, las autoridades insisten en que la crisis no terminó. Sánchez reiteró que la emergencia climática exige respuestas coordinadas y duraderas.