Ayer por la noche se emitió el último episodio de la serie. ALERTA SPOILER.
Se acabó, it´s over, c’est fini. Una de las series más importantes de todos los tiempos se despidió de la televisión y dejó con su último capítulo fanáticos contentos y decepcionados.
Se podría decir que la serie terminó “políticamente correcta”. En una primera parte, después de tomar King’s Landing, empezamos a “oler” que no tendría mucho futuro la nueva reina Daenerys, pero la pregunta era ¿Quién será el encargado de matarla? La respuesta fue fácil pero con contenido. Jon, después de recordar que “el amor mata el deber”, fue el sicario perfecto pero esperable. En una escena confusa entre el amor y la traición, finalmente, se termina la vida de un personaje tan querible como temido, Daenerys Targaryen.
Segundos después del magnicidio, Drogon, el único dragón vivo, entiende que quien mató a su “madre” no fue Jon Snow, si no su ambición por el poder y destruye el famoso trono de los siete reinos. Otro lugar fácil pero con un mensaje.
A partir de la segunda parte, viene una serie de eventos que simplemente cierran círculos sin ninguna sorpresa mayor: Tyrion incita a un nuevo orden político, un mundo nuevo, donde no haya dinastías sino elecciones (aunque para unos pocos). Así, todos los nuevos lores y ladies eligen, por propuesta del último Lannister vivo, a Bran Stark, el “Cuervo de tres ojos”, ya que plantea que él tiene toda la historia de Westeros en su interior. Algo tibio para los grandes sucesos de Game of Thrones, una simple elección, pero correcto.
En esta reunión también se independiza Winterfell de los ahora Seis Reinos (eran 7 con ellos), quedando Sansa Stark como su reina. Un hecho que todos esperábamos pero también cayó en lo fácil.
Jon Snow, detenido como culpable del asesinato de la reina, es condenado a exiliarse a la Night’s Watch. ¿Para qué? Para no matarlo. ¿A qué va al Muro? Nadie sabe, porque ya no hay amenazas como lo eran los White Walkers. Entonces, ¿para qué? Para que pueda cerrar su círculo, vuelve al lugar donde creció y se formó. Allí se encuentra con los Salvajes y todos juntos marchan más allá del muro a buscar su nuevo mundo.
Arya Stark, por su parte, decide ir a recorrer el mundo, ya librada de su misión de matar a cada uno en su lista.
Tyrion, la nueva mano del rey, junto a Sam Tarly, Ser Bronn, Ser Davos y Ser Brienne forman el nuevo “gabinete” de Bran. Finales dignos para grandes personajes.
La última temporada de Game of Thrones fue, sin duda, la peor de la serie. Siendo sólo seis capítulos, hubo mucho diálogo y poca acción. Las batallas más esperadas, que arrastraron su desenlace durante 7 temporadas fueron resueltas en un solo capítulo.
Si, el final nos dejó un gusto agridulce, todo fue tan “redondo” que no hubo grandes sorpresas, salvo, quizás Bran como nuevo rey, pero el contexto y el personaje lo minimizaron. A pesar de todo esto, no hay dudas que extrañaremos la serie: su música, sus personajes, sus conflictos, sus amores y sus traiciones. Simplemente nos queda agradecer por ser contemporáneos de uno de los mejores shows de entretenimiento que ha dado la televisión.
Por Franco Salas