Después de que el presidente Javier Milei deslizara que el gobierno argentino está negociando un préstamo con el Tesoro estadounidense, distintos expertos analizaron cuánto dinero podría aportar el Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF, por sus siglas en inglés) del gobierno norteamericano y qué condiciones podría exigir, tomando como antecedente la ayuda otorgada a México hace 30 años, durante el llamado efecto tequila.
En 1995, el entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, recurrió al ESF para prestarle a México US$20.000 millones, que se sumaron a otros US$30.000 millones aportados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco de Pagos Internacionales (BIS) y otros bancos centrales.
Sin embargo, la asistencia estuvo atada a una serie de condiciones, según reconstruyó el director regional para los Estados Unidos y Latinoamérica de Latam Advisors, Sebastián Maril. En medio de una crisis económica, Estados Unidos le exigió a México recortar el gasto público, reducir el déficit comercial, limitar los salarios estatales, bajar la inflación mediante crédito restrictivo, usar la mayor parte de los dólares para refinanciar deuda, destinar recursos a apuntalar el sistema bancario, transparentar la información fiscal y monetaria y respaldar el préstamo con ingresos por exportaciones de la petrolera estatal Pemex.
En el caso argentino, Maril subrayó que pesa el hecho de que el país ya mantiene un alto nivel de deuda con el FMI y que el presidente Donald Trump enfrentaría una fuerte oposición del Partido Demócrata para avanzar con una ayuda. “Un monto por debajo de US$10.000 millones sería más fácil de otorgar”, consideró.
Por su parte, Héctor Torres, exrepresentante argentino ante el FMI, advirtió que, de otorgarse el préstamo, Estados Unidos probablemente pedirá no utilizar ni renovar el swap de monedas con China –algo que ya mencionó el secretario del Tesoro, Scott Bessent–, permitir que el tipo de cambio flote y limitar el uso de reservas para intervenir en el mercado. “Finalmente, es importante recordar que Trump, desde su segundo mandato, se ha mostrado particularmente interesado en aumentar la presencia de Estados Unidos en los pasos interoceánicos (Panamá, Groenlandia), por lo que no sería descabellado que, por ejemplo, pretenda instalar una base naval en Tierra del Fuego”, apuntó.