Esta situado en una esquina muy agradable del barrio de Palermo.
La recepción fue una sutileza de mix de panificados artesanales acompañados con un exquisito aceite de oliva.
El plato del día era un Risotto clásico acompañado de unas albóndigas de cerdo y pollo en salsa pomodoro. Realmente espectacular, muy cremoso y el arroz en su punto justo, las albóndigas perfectamente condimentadas y la salsa combinaba equilibradamente lo ácido y lo dulce.
El otro plato fueron unos Tagliatelle con crema y muzzarella acompañados con unos higos salteados. La pasta estaba al dente, los higos impecables y la muzzarella demasiado apelmazada, pero cuando se lograba conjugar la triada de sabores de la crema, higos y muzzarella era una fiesta de sabores.
Un lugar súper recomendable, con una atención impecable.Abierto de lunes a domingo a partir de las 8.30hs.