Salvo alguna sorpresa grande en las próximas dos semanas, todo indica que la inflación volverá a bajar otro escalón en octubre, continuando con el sendero bajista. Después del 3,5% de septiembre, las proyecciones del sector privado indican que el índice podría acercarse al 3% este mes, en otra señal de significativa importancia para el Gobierno.
“Para octubre esperamos un nuevo descenso de la inflación mensual que se ubicaría en el rango del 3,1% – 3,3%. Si bien hay aumentos de regulados (3% luz, 5% agua, 16,5% subte), se compensará parcialmente por la baja del 1% en los combustibles”, aseguró un reporte de Eseade, bajo la conducción de Iván Cachanosky.
Lo mismo indicó en su último informe a clientes el economista Fernando Marull. “Los últimos datos muestran que la economía en septiembre sigue recuperando; lentamente, pero sin pausa, y esperamos que siga así. La inflación bajó a 3,5% pero sigue alta; esperamos cerca de 3,1% para octubre”.
La descripción sobre este proceso de desinflación adicional que tendría la economía es prácticamente idéntica: “La núcleo se mantendría estable, similar a septiembre, por baja de Regulados que ya están más “normalizados” con un incremento esperado de sólo 2,7%. Naftas caen 1%, no hay aumento de colectivos en AMBA, luz y gas aumentan muy poco y solo prepagas y telefonía siguen con incrementos arriba del 5%.
Pero algunos son todavía más agresivos en las estimaciones. Ramiro Castiñeira, director de Econométrica, estimó que el índice podría incluso perforar el 3% este mes. “Nuestros cálculos indican que podría dar 2,9%, porque hubo un freno importante en alimentos y bebidas”. Ya en septiembre este rubro arrojó un incremento de solo 2,3%, es decir muy por debajo del índice general.
La continuidad del proceso de desinflación también resultaría una buena noticia para el mercado cambiario, ya que significa menos presión para el tipo de cambio oficial. La preocupación del mercado es que la economía argentina se encareció muy rápido medida en dólares a lo largo de 2024.
La explicación es que los precios subieron mucho más rápido que la cotización del dólar oficial. En la medida que el índice inflacionario vaya confluyendo al ajuste cambiario del tipo de cambio oficial (que mantiene un “crawling peg” de 2% mensual”), ya dejaría de verificarse esta situación que le quita competitividad a las exportaciones y al mismo tiempo abarata las importaciones.