El pedido de Javier Milei a sus diputados fue concreto. Sin margen a dudas ni a interpretaciones. Quiere que la ley ómnibus sea aprobada tal como fue enviada al Congreso. Es una utopía. Lo saben casi todos. Desde los legisladores oficialistas hasta las diferentes vertientes de la oposición. Para que el súper proyecto salga el Gobierno va a tener que negociar. Si o si. No hay margen para no hacerlo. Si no la ley no saldrá.
El Presidente confía en que un grupo de gobernadores lo acompañará por la voluntad de apoyar los cambios y otros lo harán con el fin de que restituya el impuesto a las Ganancias. “Quieren ganancias, apoyen las leyes”, les dijo a los mandatarios en la única reunión que tuvo desde que asumió. Algunos lo sintieron como una amenaza. Otros como una presión lógica de la negociación.
Uno de los gobernadores de Unión por la Patria (UP) más proclive a negociar con el Gobierno le puso un freno a ese posible apoyo. “No apoyamos a una ley que delega poderes legislativos. Eso no se negocia con nada. Ojalá que recapacite porque no le conviene a nadie esto que está haciendo”.