La legendaria actriz Diane Keaton murió este sábado a los 79 años en California, Estados Unidos. La noticia fue confirmada por allegados de la familia a la revista People, aunque no se brindaron detalles sobre las causas del fallecimiento. En el comunicado, los familiares pidieron respeto y privacidad en este momento de profundo dolor.
Su consagración llegó en 1977 con Annie Hall, de Woody Allen, por la que ganó el Oscar a Mejor Actriz y redefinió el modelo de la heroína moderna: inteligente, vulnerable, irónica y auténtica. El personaje, además, marcó un hito en la cultura pop con su icónico look —pantalones anchos, chalecos, corbatas y sombreros— que influyó en la moda de varias generaciones.
De Los Ángeles a Broadway
Nacida como Diane Hall el 5 de enero de 1946 en Los Ángeles, era la mayor de cuatro hermanos. Su padre era ingeniero civil y su madre, ama de casa con alma artística. “Cantaba, tocaba el piano, era hermosa. Fue mi defensora”, recordaba Keaton en una entrevista con PEOPLE en 2004.
Estudió drama antes de mudarse a Nueva York para probar suerte en el teatro. Adoptó el apellido de soltera de su madre, Keaton, porque ya existía una “Diane Hall” en el sindicato de actores. Su primera gran oportunidad llegó en Broadway con Hair (1968), donde llamó la atención por negarse a participar en la escena grupal de desnudo, una decisión que anticipaba su carácter independiente.
Un año después, Woody Allen la eligió como coprotagonista en la obra Play It Again, Sam (1969), dando inicio a una relación personal y artística que la llevaría al cine. Luego, Francis Ford Coppola le ofreció el papel de Kay Adams en El Padrino (1972), un punto de inflexión en su carrera. “Ni siquiera había leído el guion. No sabía absolutamente nada”, confesó la actriz en 2022.
Entre la comedia y el drama
Keaton brilló tanto en la comedia como en el drama. Además de sus colaboraciones con Allen —Sleeper, Love and Death y la ya mencionada Annie Hall—, protagonizó títulos como Looking for Mr. Goodbar (1977), Reds (1981), Marvin’s Room (1996) y Something’s Gotta Give (2003), por los que obtuvo nuevas nominaciones al Oscar.
Su carisma también conquistó la taquilla con comedias familiares como Baby Boom (1987), El padre de la novia (1991 y 1995) y El club de las primeras esposas (1996), consolidando su lugar como una figura entrañable y versátil del cine.