Desde el día en que Alberto Fernández decidió nombrar a tres ministras del Gabinete sin ni siquiera mandarle un mensaje a Cristina Kirchner, el Gobierno reactivó el proceso de degradación política en el que está inmerso desde que perdió las elecciones del año que pasado. Una crisis interna interminable e intermitente que dañó la estructura del oficialismo.
Dos de los nombres propios que se sumaron a la estructura ministerial no fueron bien recibidos por la Vicepresidenta. Un ministro que conoce bien el mundo K lo definió en pocas palabras: “Poner a Tolosa Paz en Desarrollo Social fue mojarle la oreja a Cristina. Y poner a Kelly Olmos…no lo puede creer”. En el círculo presidencial siguen defendiendo la decisión de no consultar a Cristina porque los que se fueron eran “propios”.
El proceso de crisis que se reactivó con el recambio de Gabinete sufrió en las últimas 48 horas un nuevo sacudón. El lunes, en el festejo del Día de la Lealtad, de gran simbolismo para el peronismo, el Frente de Todos expuso su fractura en cuatro actos distintos y Alberto Fernández la falta de fortaleza de su mandato, donde cada vez hay menos alineados.
Ayer, desde el entorno del jefe de Gabinete, Juan Manzur, confirmaron que el dirigente tucumano dejará su lugar entre enero y febrero del 2023porque quiere volver a Tucumán a competir en las elecciones. Como no puede ir por un nuevo mandato, tiene decidido acompañar al actual gobernador, Osvaldo Jaldo, como candidato a vicegobernador. (Clarin)