Se sabe que la primavera suele ser la estación más inestable del año, y lo que sucederá desde este jueves, por los próximos días, alimentará esa fama. En el transcurso de la jornada de hoy se espera que la temperatura llegue a un pico de verano, para luego descender y aterrizar pocos días después en mínimas invernales, como para volver a aferrarse a los abrigos que habían ensayado un falso adiós hasta el año entrante.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) anunció que el termómetro alcanzará los 30 grados de máxima este jueves, lo que significará el punto más alto de una montaña rusa climática: permanecerá así durante algunas horas para caer desde ese punto de inflexión abruptamente y tocar fondo el martes: ese día, según se anuncia, la mínima sería de apenas 6 grados.
Será entonces un pasaje del “verano” al “invierno” sin escalas, en plena primavera, fenómeno climático poco habitual en función de la dimensión que tendrá la amplitud térmica del Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) en un puñado de días. Tanto es así que el promedio de las temperaturas mínimas recientes corresponderá al de las máximas anunciadas para la semana próxima. Dicho de otra manera, el piso de hoy será el techo de mañana.
Que las temperaturas luego de alcanzar la cima de este jueves serán inferiores a lo habitual para la época queda también confirmado en el pronóstico anunciado por el SMN para las dos semanas que vienen. Allí se observa una anomalía de entre uno y dos grados por debajo de los valores típicos en esta etapa del año.
Marcelo Madelón, meteorólogo y licenciado en medio ambiente, explicó las causas de este raro fenómeno del clima que, a juzgar por las previsiones, se extendería sorpresivamente más de lo que se podría esperar. El pronóstico extendido muestra que luego de una semana más bien fría -la próxima-, habrá un breve periodo de estabilidad con valores frescos, para volver a descender la siguiente.