“Yo había decido no ver a nadie. Tampoco le quería transmitir esa energía fea a mi gente. Cuando estaban todos por irse, me dijo que él tampoco le había dicho a nadie.Fueron cinco seis horas, hasta la hora de la cena, que nos quedamos los dos solos, los dos mal, pensando las cosas negativas, pero también las positivas. Y ahí se creó un ambiente en el que dijimos todo”, rememoró tras el traspié en el primer partido.
Por otra parte, De Paul contó un ritual de su relación con Messi, y qué sucede cuando no cumple con él. “Durante cada concentración, todas las mañanas, a las 9:30, yo le toco la puerta para tomar mate. Una o dos veces me quedé dormido, llegué a las 10, ¿y sabés la cara de culo? ‘Bueno, Leo pero 20 minutos’, le decía. No es que se tenía que ir a otro lado”, ironizó, entre risas.
A la vez, se mostró emotivo al hablar sobre su vínculo con Leo, y los sueños compartidos antes del Mundial. “Yo tengo una relación muy cercana, lo siento como un amigo. Puedo contar un millón de historias de noches que nos hemos quedado sin dormir, de lo que sería si… Esos momentos, me los voy a llevar para siempre conmigo. Soy un agradecido a la vida y a él por dejarme vivir eso”, señaló.