Ocurrió una madrugada en Carlos Paz y fue el gran escándalo del verano pasado. Fede Bal y Sofía Aldrey se separaban después de tres años de relación y en medio de una trama que incluía un lavarropas inteligente, relaciones con famosas, amenazas judiciales y un diagnóstico de adicción al sexo. Los protagonistas provenían de orígenes diferentes. Él, hijo de Carmen Barbieri y Santiago Bal, nacido y criado en el ambiente de la farándula. Ella, parte de una de las familias más tradicionales del empresariado marplatense, de perfil bajísimo hasta que empezó el romance. Y ni hablar luego de la separación.
Así se manejaron una vez ocurrido en el escándalo, que ella descubrió a través del wifi del lavarropas. Federico habló en varias oportunidades del asunto, y naturalmente lo hizo su madre. Más allá de algunas manifestaciones en redes, Sofía se mantuvo al margen, hasta este lunes que habló conLAM.
La joven rompió el silencio luego de pasar un tiempo en España. “Me fui a trabajar, a viajar, a recorrer un poco, y estuve haciendo unos cursos de make up”, explicó sobre su actividad en el país europeo. Y entonces, abordó el tema en cuestión, dejando en claro que las cámaras y los micrófonos no son lo suyo. “No me gusta hablar, me pongo muy nerviosa. Una cosa es lo que se dice en la tele, en lo mediático, donde la gente como ustedes tiene la posibilidad de expresarse, pero falta el otro lado de la historia. Y como tampoco me interesa hacerlo en ese lugar público, prefiero quedármelo para mí”, manifestó.
Durante la charla con el cronista Alejandro Castelo, Sofía rememoró aquellos días del verano pasado: “Había tantos chats y leí tantas cosas horribles que no me quiero acordar”, expresó, y dijo que había hablado con Federico: “Tuvimos una charla mucho tiempo después, pero no me sirvió de nada”, sentenció.