“Al piso, al piso”, gritaron los uniformados de los grupos de elite de la Policía de la Provincia de Buenos Aires cuando irrumpieron en la villa 21-24, en Barracas. Buscaban a Pequeño J., el sindicado capo narco que habría ordenado torturar y asesinar a Morena Verri, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez.
Pequeño J o Julito, un ciudadano peruano de 23 años, ya no estaba en el asentamiento. Se había ido junto con sus lugartenientes. La edificación de tres plantas utilizada como base de operaciones de la banda tenía rastros de que la huida había sido recientes: los narcos habían dejado algo de dinero y viandas de comida.

Abogado de Lara: «La banda narco está protegida por el poder político y policial»
Al finalizar el entierro de Lara Gutiérrez, al abogado de la familia manifestó que el caso “debe pasar al fuero federal”. “La banda narco está protegida por el poder político y policial”, remarcó.

«»Pequeño J» no es un líder narco»
El perito forense Raúl Torre deslizó en LN+ que “Pequeño J”, “no es un líder narco, sino más bien un integrante de las líneas medias de la red dedicado al sicariato”. Además, manifestó que el triple crimen de las jóvenes “une la marginalidad socioeconómica con la marginalidad criminal: aspectos muy difíciles de combatir y erradicar rápidamente”.