Leopoldo Luque (43) es uno de los principales apuntados por la muerte de Diego Armando Maradona. Llegó a juicio imputado por el «homicidio simple con dolo eventual» del DT de Gimnasia y Esgrima La Plata, al igual que otros seis profesionales de la salud.
Este martes la pasó mal al llegar a los tribunales de San Isidro, donde le gritaron «asesino» y le tiraron unos manotazos, que él también respondió.
En la primera audiencia, muchos lo desconocieron, ya que se presentó con un aspecto totalmente cambiado, convertido en fisicoculturista y huraño con los medios de prensa, lejos de aquel motoquero que llegaba a la Clínica Olivos con una ancha sonrisa y siempre dispuesto a hablar con los periodistas.
Este martes, sus abogados defensores Julio Rivas y Mara Digiuni llegaron temprano para ser parte de un día clave en el juicio, que podría caerse por el escándalo que envuelve a la jueza Julieta Makintach.
En diálogo con Clarín, Rivas anticipó que mantendrá la recusación contra la magistrada e incluso la va a ampliar «con estas nuevas pruebas que han aparecido», relacionadas con la filmación de un documental.