Antecedentes penales que se acumularon durante más de diez años. Hurtos, robos, lesiones graves. Cada causa se esfumó por peritajes que expusieorn que el hombre no comprendía la criminalidad de sus actos. Siempre fue derivado a centros de asistencia psiquiátrica, lugares que no son cárceles y de los que se escapó cuando tuvo ganas. Siguió en situación de calle, pese a que en la última internación en el Hospital Borda fue declarado un riesgo para sí mismo y para terceros. La espiral de violencia creció. Y, como en otros casos, terminó convirtiéndose en un asesino. Mató el pasado jueves a María Vilma das Dores Cascalho da Silva Bosco. Antes de que la hija de la víctima recuperase el cuerpo para darle sepultura en Brasil, F.N.A fue declarado otra vez inimputable y derivado de nuevo al Borda, donde había ingresado por última vez en diciembre de 2024.
“No comprendía la criminalidad de sus actos ni podía dirigir sus acciones en el momento del hecho.” Esa conclusión, incluida en el informe pericial al que accedió LA NACION, marcó un giro decisivo en la causa por el homicidio de María Vilma das Dores Cascalho da Silva Bosco, de 69 años.
El dictamen fue elaborado por el equipo interdisciplinario que evaluó al detenido, identificado por sus iniciales como F.N.A., y derivó en una serie de medidas judiciales: a pedido de parte, la jueza suspendió los plazos procesales, ordenó su internación involuntaria en el Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda, bajo consigna fija, y se declaró incompetente para continuar con el trámite por razón de la materia. La Asesoría Tutelar apeló la decisión y pidió el sobreseimiento del imputado.
El ataque ocurrió pasado el mediodía del jueves pasado, en la avenida Corrientes al 3200, en la zona del Abasto en el límite entre los barrios de Almagro y Balvanera. Sin mediar palabra ni motivo aparente, el agresor golpeó a la mujer, que cayó al suelo y sufrió un fuerte impacto en la cabeza. El SAME la trasladó de urgencia a un hospital porteño, donde falleció esa misma noche. El sospechoso fue detenido horas después en el cruce de Córdoba y Junín por efectivos de la Policía de la Ciudad.

El hombre, de 30 años y en situación de calle, había quedado inicialmente aprehendido y fue derivado al Hospital Borda. Según registros oficiales, tiene 20 antecedentes penales —entre ellos robos, robos en grado de tentativa, lesiones, robo automotor y desórdenes en la vía pública— y múltiples internaciones previas en los hospitales Piñero, Durand y Borda por problemas psiquiátricos, con episodios de fuga de los centros de salud.
La víctima, nacida en Itapuranga y residente en Goiânia, era exfuncionaria judicial. Había viajado a Buenos Aires para acompañar a su única hija, que cursa materias en la Facultad de Medicina de la UBA. Permanecía en el país desde julio y alternaba estancias entre ambas ciudades. Tras su fallecimiento, la familia inició gestiones y una campaña para repatriar el cuerpo.
La Unidad de Flagrancia Este había calificado provisoriamente el hecho como homicidio agravado por haber sido cometido por un hombre contra una mujer y mediando violencia de género (artículo 79, agravado por artículo 80, inciso 11, del Código Penal), además de lesiones leves agravadas por el mismo motivo (artículo 89, agravado por artículo 92, en remisión al artículo 80, inciso 11). La instrucción penal quedó radicada en la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N° 16. Desde allí, el Ministerio Público Fiscal informó que brinda contención y asistencia a la hija de la víctima a través de esa fiscalía y de la Oficina de Atención a la Víctima y Testigo (Ofavyt).

